miércoles, 13 de mayo de 2009

Difusión del piano

En el transcurso de los siglos XIX y XX, la clase media de Europa y Norteamérica aumentó en número y prosperidad. Este incremento produjo el correspondiente aumento de la importancia del piano en el ámbito doméstico, ya que cada vez más familias pudieron comprarse un piano y recibir clases. Este instrumento también se convirtió en común en las instituciones públicas, como escuelas, hoteles y pubs. Como elementos del estilo de vida de la clase media occidental el uso del piano se extendió poco a poco a otras naciones y se convirtió en un instrumento habitual, por ejemplo, en Japón.
Para entender el aumento del uso del piano entre la clase media, es necesario recordar que antes de los aparatos mecánicos y electrónicos de reproducción, la música, era transmitida entre la gente común en sus tareas cotidiana. Es decir, los habitantes de cada nación generan un conjunto de música folclórica, que es transmitida oralmente a través de las generaciones y cantada por todos. Por ejemplo, los padres de Joseph Haydn no sabían leer música, sin embargo, el padre de Haydn (que trabajó como carretero) enseñó a Joseph a tocar el arpa y con frecuencia la tocaba mientras acompañaba los cantos de su familia. Con el aumento del nivel de vida, muchas familias pudieron permitirse pagar un piano y adaptar las estancias en las que debían instalar el instrumento a las grandes dimensiones de éste. El piano se convirtió en una fuente importante de la música en el hogar.
A menudo, los pianistas aficionados seguían las obras de los principales pianistas y compositores de su época. Los pianistas profesionales escribieron libros y métodos para el estudio del piano y tuvieron un considerable éxito de ventas. También elaboraron sus propias ediciones de obras clásicas, que incluyeron marcas detalladas de tempo y de expresión para guiar a los aficionados que querían utilizar su método como modelo. Las composiciones para piano de los grandes compositores a menudo se vendían bien entre los pianistas aficionados, a pesar de que, a partir de Beethoven, eran demasiado duras para un pianista no experimentado, pero con la formación de un virtuoso podían interpretarlas perfectamente. Evidentemente, los pianistas aficionados obtenían gran satisfacción al enfrentarse con la mejor música, incluso si no podían realizar la interpretación de la obra de el principio a fin.[4]
Una de las interpretaciones preferidas en los hogares era tocar obras para piano a cuatro manos, en la que los dos intérpretes se sentaban uno al lado del otro en un único piano. A veces los miembros de la familia cantaban o tocaban otros instrumentos junto al piano.
Los padres cuyos hijos mostraban un talento inusual a menudo los animaban a que emprendieran carreras profesionales, a veces haciendo grandes sacrificios para que esto fuera posible. El libro "My Life and Music" de Artur Schnabel describe vívidamente su propia experiencia sobre este hecho, que tuvo lugar en el Imperio Austrohúngaro a finales del siglo XIX.
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